martes, 8 de enero de 2013

día 46: De Vigo a Madrid y un estudio en Malasaña


Tras unos días de descanso en O Corzón, en compañía de mi padre, Isabel Rio Galia y Maria, Gatis el gato y Pedrito el perro, retomo mi aventura transeuropea.
Decido hacerlo afrontando uno de mis mayores miedos, el avión, ese absurdo a la vez que rápido medio de transporte, no me queda otra, y los miedos están para superarlos. Mi siguiente destino es Madrid, allí he quedado con una serie de bándalos amigos mios los cuales se han comprometido a darle un buen contenido a este blog.
Al llegar al aeropuerto de Vigo una densa niebla lo cubre todo, a duras penas consigo distinguir la torre de control, situada a menos de 20 metros de mi...¿En serio? el avión es un pequeño Cr a reacción... terapia de shock, para serenarme no consigo descubrir otra solución que un buen trago de whisky, me acompañan Rio y Xavi. Embarco, -capitán, no corra por favor...
Hago un rápido balance de éstos últimos días, mejor acogido no he podido estar, me voy con las pilas cargadas, la pequeña aldea gallega. Gracias.
Tras el tenso despegue, el vuelo deviene tranquilo, realmente no hay para tanto, acabo disfrutando del vuelo, viendo el paisaje como una pequeña maqueta, me relajo y empiezo a pensar en mis planes por los Mandriles, redescubro que me encanta volar.
 
Spok, Sabek y Frágil me esperan a las 21:00 en el Keller de la Tabacalera,gigantesco espacio auto gestionado en el corazón mismo de Madrid, donde se desarrollan todo tipo de actividades, conciertos, reuniones, incluso dispone de una tienda gratuita y un skatepark. Fantástica propuesta, incluso referente para la utilización de espacios sin uso como podrían ser los grandes cuarteles de Es Castell, Menorca.
Madrid me recibe con una luz cobriza, salgo en Atocha. Hasta las 21:00 no tengo planes así que decido hacer el flâneur por los pocos barrios que conozco, cruzo la Gran Via y tropiezo con el Zombie, me tomo una birra.
Quiero disfrutar de Madrid, en tan solo unas pocas horas me espera un AVE con destino a Barcelona. Tras la segunda cerveza aparece mi buen amigo Félix, no lo veía desde el festival de arte Vang! de Menorca, nos saludamos y me invita a ir a su estudio, muy cerca del Zombie, en pleno corazón de Malasaña, tiene que mandar un mail para un trabajo en Rabat. Llegamos a un espacio precioso, algo punk, lo comparte con otros cuatro artistas, la mayoría de ellos grafiteros.
Tras mandar el mail decidimos ir hasta la Tabacalera a pie, cruzando todo el centro de Madrid, que hervidero, que gentío arriba y abajo... bienvenido a la Colmena.
Por el camino charlamos de mil temas, mil batallas, mil historias, gran tipo este Félix. Paramos ante un mural de Blu y analizamos la técnica, personalmente me flipa.
Al poco rato llegamos a nuestro destino, la primera impresión es que en los años que hace que no vengo el concepto ha madurado, nos cruzamos con una clase de salsa, un mercado de fruta y verdura ecológico, un mural del Hombre López y al final de las catacumbas llegamos al Keller, la zona dedicada a talleres y pintura... que ilusión, tropiezo con la firma de mi buen amigo Siyon. Al rato de merodear entre pinturas, lienzos y demás aparece Cleren. Con su eterna sonrisa y su calidez fraternal que supura, intercambiamos saludos, abrazos y alegrías, y nos cuenta su inminente partida a Kualalumpur para desarrollar un trabajo vinculado al mundo del arte. Enhorabuena socio.

Mientras esperamos al cuarto jinete del apocalipsis, salen mil histórias de trenes y treneros (género del graffitti bastante hostiga y perseguido) de grafitis en las alturas y de quien hace y deshace en la ciudad. me sorprende una historia reciente de unos treneneros europeos en Malasia, que a raíz de un bote de spray olvidado a pies del tren fueron localizados a través de la extorsión del distribuidor de éste, condenados a 12 latigazos y 6 meses de cárcel. Que dura historia y cuantos riesgos asumen estos tipos por puro placer personal.
Llega Toni y decidimos celebrar esta reunión como bien tercia,... cervezas y pizzas a doquier, a esta semi improvisada asamblea del terror se nos une un amigo de Cleren, de Tomelloso, buzo profesional y de paso por Madrid, me cuenta que se dirige a Bélgica, dónde quiere desarrollar un proyecto de buceo para personas discapacitadas. Brillante.
Unas cuantas cervezas más nos riegan la garganta hasta que decidimos movernos, la noche es fría y nuestro paso ligero, volvemos a recorrer las calles de la capital, aunque el panorama es distinto. la noche y sus gentes invaden cada esquina. Poco a poco los amigos se disipan y me quedo a solas con quién empecé, mi buen amigo Félix. Acabamos en su piso de Malasaña, una típica corrala madrileña, tras un largo rato de charla y risas decido lanzarme de nuevo a la calle, no me fío un pelo de ese cómodo sofá y la ecuación de mi profndo sueño con coger un tren a las 8 de la mañana. 

La fría noche madrileña va corriendo al ritmo de mis pies, apenas rozamos el grado de temperatura, y como bien dice mi amigo Nono, hace más frío que robando pingüinos. callejeo mientras el reloj se detiene a las 4 de la mañana, el frío lo habrá helado. Deambulo por las calles entre borrachos, soñadores y algún que otro sonámbulo. Las 5... poco a poco las calles se van quedando desiertas, y sólo a lo lejos se oye el jolgorio de algún grupito, mientras no sea la tuna todo va bien.
Aprovecho, y entre tres cartones que me arropan del frío recapitulo acerca de este día que aún no ha terminado... escribo estas líneas con un pensamiento fijo "mi reino por un café", todo cerrado. Es sencillo hacerlo un día, vagar y divagar por la noche de la gran ciudad, para otros, para muchos, esta es su vida.
La fría ciudad.
A los pies del Reina Sofía...
Son casi las 6 de la mañana cuando tropiezo con Damiel, un sin techo de origen rumano que se dedica a recoger chatarra, me cuenta que va y que viene de su país, me ofrece una cerveza, la cual rechazo amablemente, són las 6 y 7 minutos cuando me lleva al primer bar abierto y me invita a un bendito café, lo acepto como agua de Mayo. Cuando uno tiene poco comparte.

A las puertas de Atocha una última sorpresa underground me aguarda, en apenas un sólo minuto se despliega un submercado lúmper, todos los objetos, la mayoría norte africanos, han encontrado en contenedores durante la noche los ponen a la venta. Son las 6 y 10 y ya no puedo más...
...Aunque mi billete no me lo permita, tiro de mi cara de pena, ensayadísima, y con la casualidad de encontrar un muy majo supervisor, consigo que me cuele en el Ave de las 6:30. Mil gracias.
Son las 6 y 31, voy a dormir, el tren ya se mueve. Adiós Madrid