Dos meses en Menorca, reflexionando acerca de lo vivido, trabajando con el material traído de Lisboa. trabajando duro en Can Ruina codo con codo con el Hombre López ( Can Ruina es un pequeño sueño, reconstruir una casa totalmente abandonada, paso a paso, con escaso presupuesto, para transformarla en un buen estudio donde surjan cosas chulas) Compartiendo cenas y proyectos con familia y disfrutando de mi mas que amiga Púa mi fiel perra. El calor de los amigos hizo pasar rápido el invierno, las tramontanas y las angustias y los dolores, como la marcha de un abuelo, mi abuelo Jesús. El difícil aunque gratificante momento de acompañar a ciencia cierta a mi abuela, junto a mi primo Aleix, a despedirse para siempre del que fuera su marido y compañero de vida, sólo nosotros lo pudimos hacer antes de que la morfina evadiera a mi abuelo de su consciencia. Éste momento, como tantos otros, como todos, se acaba y abre paso a uno nuevo, incierto y estimulante. Hasta pronto Abel, Albert, Roby, Oscar, Dani, Sonia, Anna, Eva, Marta, Jordi, Mercé, Ken, Imma y Pua, prometo volver con mil aventuras que explicaros, esta vez lejos del calor de la estufa salamandra, esta vez cerca del mar y a poder ser con una fresca cervecita. Visca Can Ruina!
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