Al despertarme encuentro junto a mi puerta un papel escrito, lleva mi nombre, es una pequeña despedida de Alba y Silvia, las vivarachas asturianas, me agradecen los paseos por la ciudad. Un beso a las dos... Recapitulo los nombres que han significado algo durante estos últimos 30 días;Marco, Martina,Ugutz,Patricia,Aurelie,Bruno,Nando,Nelson,Valeria,Mary,Lino,Pablo,Manuel,Elena,Dario,Rosa,Barney,Christian,Vanessa,Albert,Marta,Maria,Marc,Xavi,Toni,Lurdes,Victor,Dafne,Lena,Alba,Silvia,... Hasta pronto.
La recogida de todo mi equipaje es apresurada y atropellada, no quiero prolongar demasiado mi partida, duele, la llegada hasta la estación de Santa Apolonia se convierte en la primera de las odiseas del día, sin quererlo he ido acumulando pequeños souvenirs encontrados, la compra de unos nuevos zapatos y una chaqueta hacen que el reducido espacio del que dispongo en mi única maleta acabe siendo insuficiente, así que, cargado como un burro camino hasta la estación, a todo esto hay que sumarle la incomodidad extrema de transportar un cuadro entre mis brazos...
Llego, compro el billete y subo en el Alpha Pendular con destino a O Porto, desde allí, otro pequeño tren regional me lleva hasta Valença Do Miño. El viaje es tranquilo, cruzando el país de punta a punta, con paradas en Coimbra y Aveiro el rápido Alpha me aleja de Lisboa. Me sorprende ver la cantidad de grandes fábricas abandonadas que hay al lado de la vía durante todo el camino.
La llegada a O Porto me recuerda de un guantazo que estoy en el norte, que frío. Es el momento de llamar a mi padre y decirle que en unas pocas horas llego a Valença, donde Isabel, su pareja y madre de mis hermanos vendrá a buscarme.
Tras el pesadísimo viaje llego a O Corzón, el pequeño hotel rural que tienen en Porriño... Gallinas, conejos, una chimenea y Pedro, el perro. Por primera vez en 37 días dormiré en una habitación para mi.
Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario