lunes, 26 de noviembre de 2012

Día 16: la ciudad de las 30 ciudades

Amanece en Lisboa, por fin unos rayos de sol calientan las calles. Tras desayunar como cada día un zumo de naranja, unas tostadas y un buen café, cargo la cámara y me lanzo a la calle. Hoy me acompaña Martina.
Tras salir nos detenemos en unos puestos ambulantes de tesoros de otros tiempos, rebuscando rebuscando he encontrado una maravillosa caja oxidada donde aún se le la comida serigrafía "Rebuçados Mitílicos, contra a tosse. FARMACIA CENTRAL.Oporto" esta cajita es para Inma, le encantara. La compro.
En un quiosco de la plaza tomo un café, veo como un hombre limpia el ojo de su perro, le pregunto y me cuenta que su amigo esta un poco enfermo, pero estará bien. Tierna imagen...
Seguimos el paseo, paramos en un viejo horno y compramos esas especies de súper croquetas de pollo y queso, brutales. Mi primer objetivo es llegar a un conjunto de tres edificios abandonados que han sido intervenidos por las Hollywood atrás del grafiti; Os Gemēos, Blu y San entre otros. Realmente se trata de un trabajo muy interesante, teniendo además en cuenta que están en pleno distrito financiero de la ciudad.
Seguimos paseando por mil barrios, cada uno con un carácter muy marcado, que hacen que Lisboa parezca mil ciudades. La ciudad se hace a pie.
Cuando llegamos al barrio de Anjos recuerdo que Bruno, un simpático portugués vive por allí, lo llamo y se une junto a Nelson, el Almirante Nelson a nuestra comitiva.
Bruno siempre se ríe, contagioso, vivaracho, me recuerda muchísimo a mi amigo Juanlu de Benasau.
Nos llevan al mirador de Graça donde nos reunimos con un grupo de amigos suyos. Es genial estar con nativos. Aprovecho este rato para pintar sobre lo primero que encuentro, una litrona vacía.
Al rato nos proponer ir a visitar un huerto urbano bastante próximo, con unas vistas brutales de la ciudad. Llegamos allí, y entre rábanos, acelgas, lechugas y tomates vemos como el sol empieza a bajar, a esconderse entre unas bajas nubes tras el puente del 25 de Mayo. Reímos, charlamos, y quedamos en visitar juntos el conjunto de villas de Sintra, que mejor que hacerlo con locales,. Aún me quieren enseñar un último sitio, el Mirador de nuestra señora del Monte... Impresionante,sublime... Justos los últimos rayos de sol iluminan algunos techos de la capital lusa, el otoño, la luz se vuelve materica , me siento bien en esta ciudad, tan decadente, tan natural, con sus pequeños negocios absurdo; zapatero-oculista, tiendas de muelles, bares supermercados mercerías, de todo. Esta ciudad esta hecha a escala humana.
Tras la puesta de sol nos despedimos del Almirante Nelson y de Bruno -hasta pronto amigos.
La vuelta al hostel es espectacular, callecitas y callejones, tenues luces, y la vida Lisboeta... Cada día me gusta más esta ciudad.

1 comentario:

  1. Pol te seguimos muy de cerca y nos tienes enganchados a tu blog. Creo que no podrías haber elegido mejor al empezar por Lisboa. muita sorte amigo. Muerta de envidia, Pili C.M.

    ResponderEliminar