jueves, 15 de noviembre de 2012

Día 5: día de vías, día de hasta luegos y día de holas

Nuevamente amanezco en Santa Pola, aún con las imágenes frescas de los mágicos lugares visitados ayer. Hoy es día de trenes, largas rutas, con cierto tinte de épica de principios de siglo. Salgo de Petrer en un Alvia, a toda hostia con destino a Atocha. Madrid, 24 horas antes lugar de manifestación de 35.000 personas según delegación de Gobierno ( como dice mi amigo Maik: hoy he cenado 2000kcal, 12 según la Delegación de Gobierno).
No soporto las despedidas, menos aún de Inma, subo al tren, hasta pronto princesa.

Llego a Atocha, caos, gente, ambulancias, sirenas, aún sigo unos pasos con mis compañeros ocasionales de viaje antes de separarnos. Marcho con destino a Chamartin, donde el Lusitania Comboio Hotel me espera, rumbo a Lisboa. 11 horas de viaje en un tren hotel portugués.
Justo llegar a mi claustrofobico compartimento conozco a Jorge y a Víctor, el primero, un dandy trabajador de Apple de Madrid, el segundo, un violonchelista que nunca en su vida se ha afeitado ( de verdad ). Hemos compartido mil Super Bock, la cerveza portuguesa, vivencias, aventuras y contrastes empapados en lúpulo.
Finalmente volvemos a nuestro camarote tras cruzar Ávila, Medina del Campo Salamanca y Ciudad Rodríguez, justo ahora estamos detenidos en algún lugar ya de Portugal, hablando y esperando nuestra próxima parada.

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