lunes, 19 de noviembre de 2012

Día 9: rumbo oeste

Buenos días Lisboa!
Ayer cuando ya daba por terminada la jornada, cuando estaba repasando las fotos del día, se sento junto a mi Una joven japonesa, aficionada a la fotografía, se llama Ai Suzuki. Charlamos un buen rato y quedamos para hoy ir a hacer unas fotos por algunos sitios que no se atrevía a ir sola. Perfecto compartir intereses con una persona de un lugar tan lejano...
Y siendo redundante, ni de lejos esa era la última sorpresa de un día que daba ya por finalizado.

Tras hablar con Ai y que ésta se fuera a la cama, decidí ver que ambiente había un domingo noche por Barrio Alto, conocer los bares que la noche anterior me daban alergia, atestados de 'guiris Salou Style'. Los bares y clubs seguían abiertos, con un ambiente más acogedor.

Tras dar varias vueltas, desde el interior de un edificio escuche lo que parecía un concierto en directo, venía de una especie de bar llamemosle clandestino, entré, grata sorpresa; Japanther, grupo americano de power punk!
Usaban viejos teléfonos a modo de micrófono, eso les daba una esencia muy interesante. Por fin tropezaba con la noche Lisboeta más alternativa y demoledora, me sentí feliz.

Al acabar el concierto, la cincuentena de personas allí congregada empezó a disiparse...
- Un momento... Espera... ¡No puede ser! En una esquina de la sala una cara conocida
-¿Pablo?
-¿Pol?
Jajajajajajajaja. Me acababa de encontrar con un viejo amigo de la universidad de Altea donde estudie. Que pequeño es el mundo, hacia poco que se había mudado a Lisboa con su pareja, fantástico encuentro. Charlamos de nuestros proyectos artísticos y quedamos para el Martes, así nos reuniríamos con Lino Damião. Mi pequeño círculo lisboeta va en aumento, brutal.

Hoy me he levantado sin con la energía de anoche fluyendo por mi cuerpo. Voy a aprovecharla.

Salgo con dirección oeste, sin más rumbo que éste. Camino, camino y camino, mis pies empiezan ha estar castigados de las caminatas y pateos de estos días, llego a unas zonas portuarias en desuso donde viven varios indigentes bien organizados, sus ropas tendidas en la valla me dan la bienvenida... Sigo caminando hasta llegar a una zona donde paran camioneros a punto de embarcar rumbo a alguna parte, ambiente de puerto, botas y chalecos reflectantes. Es mediodía y se dirigen todos ellos religiosamente hacia una pequeña garita donde sirven comida caliente. Me uno a la fila...
Un buen plato metálico repleto de sopa de grelos y un café por 2 euros. Pilas cargadas.

No me veo con demasiadas fuerzas para deshacer el camino hecho, así que en el primer autobús que veo me subo, mis pies gritan.
Me dejo llevar por el bus por un sinfín de barriadas, ni me he molestado en mirar a donde va, me vale con que se mueva sin tener yo que moverme. 572, ese es el bus, si venís a Lisboa no creo que sea necesario ni recomendable cogerlo. He dicho.

Una de las paradas la reconozco, es justo delante del atelier de mi amigo Lino, me bajo, no esta, vuelvo al Independente... Hogar dulce hogar. Siesta. Me despierta la llamada de mi buen amigo Juan, ha vuelto ha estrellar el coche, le invito a venir unos días a Lisboa.Acepta.

Ai me cuenta que se encuentra mal, algo de fiebre, me he ofrecido a ir a por paracetamol o algo pero prefiere tumbarse un rato.

Salgo a pasear y en la puerta del hostel me encuentro con Patricia, una chica de Teruel que vive en el hostel, me cuenta que ha quedado con un grupito de gente para tomar algo, me apunto.
La charla es políglota, portugués, inglés, castellano... Que suerte, casi lo puedo entender todo.

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